29 / febrero / 2024 Interior
Durante un operativo de consejerías y aplicación de implantes subdérmicos y otros métodos anticonceptivos en la Puna jujeña, la enfermera especializada en obstetricia Concesa Zotar comparte sus 39 años de experiencia en una región tan bella como desafiante.
El trabajo de la enfermera especializada en obstetricia Concesa Zotar
En 1983 Concesa Zotar tenía 17 años, era mamá y necesitaba trabajar. Decidida, se inscribió en el curso de auxiliares de enfermería que se dictaba por primera vez en la ciudadad jujeña de La Quiaca. Al año, cuando terminó la escuela secundaria, ya prestaba servicios en el Hospital Doctor Jorge Uro de la mencionada ciudad del norte del país y nunca más se fue.
“En ese entonces teníamos un déficit de ginecólogos, estudié obstetricia y cuando hice el primer parto me enamoré de la enfermería”, recuerda. “Se siente una emoción muy grande, son dos vidas que están en juego, es una responsabilidad enorme y al mismo tiempo una sensación muy linda cuando recibís al bebé”, agrega la enfermera y en sus ojos puede verse la alegría que le causa la rememoración de esos momentos.
Por esa pasión y compromiso trabajó durante 11 años en el servicio de ginecología y obstetricia. Además de estar en el hospital “salíamos al campo a hacer control prenatal, me conozco todo el circuito”, cuenta Concesa que también tiene historias tristes para recordar en las que las distancias y la geografía pusieron obstáculos para llegar a tiempo a una urgencia, diagnóstico o prestar la atención requerida.
Su tono tranquilo al hablar transmite calma, pero Concesa no se detiene ni un minuto, ni la dejan hacerlo con distintas consultas. Ahora como jefa de Enfermería del hospital, tras sus 39 años de servicio, debe guiar a los jóvenes, distribuir el trabajo y enseñar. Además, es un día especial, el hospital junto con los centros de salud Carlos Cisneros, Luján, y el Centro Integral Comunitario 23 participa de un operativo de salud sexual y reproductiva que organizó la Organización Panamericana de la Salud (OPS) Argentina, y los ministerios de Salud de la Nación y de Jujuy con consejerías y aplicación de implantes subdérmicos, dispositivos intrauterinos (DIU) y asesoramiento sobre otros métodos anticonceptivos.
“Hay más gente de la que se esperaba. Vinieron mujeres de Yavi, a 16 kilómetros de La Quiaca, de Santa Catalina, de Cieneguillas, de los alrededores en donde si bien hay puestos de salud, no siempre tienen la posibilidad de tener una ginecóloga”, comenta Concesa. “Es a libre demanda, no hay que pedir turno y nadie se va sin una respuesta”, asegura.
En el Hospital Jorge Uro y en los centros participantes hay muchas adolescentes y mujeres jóvenes esperando para las conserjerías en salud sexual y reproductiva. Algunas ya han tenido hijos y buscan un método de planificación familiar, hay otras que no y quieren evitar un embarazo no intencional.
El procedimiento tiene dos etapas, la de consejería que es el espacio en donde se brinda información completa y oportuna sobre los métodos, y en segunda instancia, la de aplicación del implante subdérmico, el DIU, o la indicación de otro método anticonceptivo, en función de lo que la persona optó durante la asesoría.
Todo se realizó en la misma jornada y, más allá del método elegido, las mujeres pudieron continuar con sus tareas diarias sin inconvenientes. “Me explicaron que hoy tengo que evitar que se moje la zona del brazo donde me pusieron el implante”, cuenta Mariana mientras sostiene a upa a su bebé. “La aplicación del implante subdérmico fue muy rápida y ahora por varios años no necesito preocuparme por este tema”.
El implante es un método hormonal para evitar el embarazo. Consta de una o dos varillas pequeñas, delgadas y de material flexible que se coloca con anestesia local por debajo de la piel. En función del dispositivo, la protección varía entre 3 y 5 años. Por esa razón, durante el operativo las usuarias se llevaron la documentación necesaria sobre el implante y la fecha de aplicación. Se puede retirar cuando la persona lo requiera, con la colaboración de un profesional de la salud.
Mientras aguardan, aquellas que ya tienen un implante o un DIU desde hace años y necesitan reemplazarlo comentan a las otras las ventajas de estos métodos. Se ven grupos de amigas y familiares. “Quiero que ella tenga la opción que yo no tuve”, se escucha decir a una tía mientras observa con amor a su sobrina. Tras la aplicación del implante, ambas se marchan contentas del centro de atención primaria de la salud del barrio Luján y hasta hubo tiempo para tomarse algunas selfies.
Es que en los centros de salud y en el hospital la jornada se vive como una fiesta, afuera la música se intercala con mensajes de audio con información sobre cuidados en salud sexual y reproductiva, además se pueden leer carteles y láminas artesanales que explican estrategias de cuidado de la salud integral. También hay promotores sanitarios a quienes ni siquiera la temperatura de más de 34 grados les borra la sonrisa para responder distintas consultas e incluso hacer una prueba rápida de detección de VIH.
Para las y los agentes sanitarios que participaron en el operativo es importante aprovechar todas las oportunidades para brindar información. “Las consejerías no solo las hago en el hospital, sino que doy charlas en la comunidad e incluso en los colectivos suelo conversar con adolescentes para que sepan que existen métodos y que vayan al primer puesto de salud no solo para no estar embarazadas, sino para evitar enfermedades de transmisión sexual”, cuenta Concesa. Lo mismo hizo con sus tres hijos y cuatro nietos.
El tema no es indiferente para ella: “Yo a los 17 años era mamá y en ese momento no sabía de los métodos anticonceptivos porque todavía no había estudiado para enfermería. A partir de ese momento pude planificar mi vida familiar”.
Concesa destaca el valor de los servicios de salud sexual que brindan el hospital y los centros de salud. “Antes se nos morían muchas mujeres, no teníamos suficientes ginecólogos, ni había conserjerías entonces morían por abortos infectados, abortos en domicilio sin atención”, afirma.
“Cuando empecé había gente que tenía muchos hijos, 12 o 13 era lo normal en una familia. Hicimos campañas y comenzaron las consejerías para que las mujeres se empoderen y tomen sus propias decisiones, ya que en el pasado tenían que preguntar todo a sus esposos”, asegura Concesa Zotar.
“Ahora -contrapone- tienen menos hijos y pueden decidir por ellas. Esto es muy positivo, en especial para las más jovencitas porque antes entre los 14 y 15 años ya eran mamás y no tenían el asesoramiento que hoy disponen, eso ha mejorado bastante. Hay más atención para la comunidad”.
Los puestos de salud distribuidos en las localidades más pequeñas también cuentan con enfermeros, agentes sanitarios y facilitadores interculturales de pueblos originarios que como define Concesa “son el nexo con el hospital”.
Tal es el caso de Nancy Bautista, enfermera y facilitadora intercultural en una comunidad quechua ubicada a 80 kilómetros de La Quiaca. “Conozco las vivencias porque me crie ahí, por eso tuve ganas de volver a mi comunidad y volcar los conocimientos y todo lo que aprendí”, asegura. Lo que más le atrae de su trabajo es “ayudar a las personas que no tienen otra forma de llegar a preguntar las cosas porque tienen miedo o no conocen”.
En ese sentido, el mismo día del operativo en La Quiaca se desarrolló un taller de Diálogos de Saberes organizado por OPS en donde los facilitadores interculturales identificaron barreras en el acceso a la salud, específicamente en salud sexual y reproductiva.
En cuanto a los avances y desafíos en esta área, la representante de OPS en el país, Eva Jané Llopis indica que “si bien Argentina cuenta con un marco regulatorio de avanzada en la región, aún persisten desafíos para garantizar la salud sexual y reproductiva. Por esa razón es necesario incrementar el acceso de usuarias y usuarios a los diferentes métodos anticonceptivos”.
Es por ello que el proyecto en el que coopera OPS “busca ampliar la red de cuidado con eje en la prevención del embarazo no intencional en las adolescencias a través del aumento de los niveles de información, de exigibilidad y de consenso social, además de ampliar el acceso a prácticas de cuidado en salud sexual y reproductiva”, añade Jané Llopis.
Por su parte, la oficial de Programas de OPS Argentina, Cecilia Marzoa, asegura que “es importante poder trabajar de manera intersectorial para democratizar los saberes vinculados a la salud para que las personas puedan acceder a información de calidad y empezar a romper los miedos que entorpecen la llegada de las personas al sistema de salud”.
El operativo contó con dos jornadas en Jujuy, la primera en Ledesma, a más de 100 kilómetros de la capital provincial y la segunda en La Quiaca, a 283 kilómetros. “La población es pequeña, pero está distribuida en una puna inmensa”, se escucha decir a una de las médicas y la frase se repite entre las distintas integrantes del equipo de salud al explicar los obstáculos que suelen tener para llegar a quienes más las necesitan.
El viaje de cinco horas para unir las localidades de Ledesma a La Quiaca entre cerros de múltiples colores en los que la altura de más de 3.400 metros se hace sentir, pone en concreto aquella frase. El equipo de salud jujeño responde a los desafíos del territorio y de la dispersión de la población con compromiso y acciones que permiten acercar los servicios a quienes están más lejos.
Así, en los dos días del operativo se realizaron 635 consejerías y la colocación de 600 implantes subdérmicos y 35 dispositivos intrauterinos (DIU). Además, se hicieron 56 pruebas de Papanicolaou y 50 testeos de VIH.
La directora provincial de Maternidad, Infancia y Adolescencias, Claudia Castro, valoró el trabajo de planificación de los equipos de la dirección junto con el equipo de atención primaria de la salud y las asesorías realizadas con antelación para que las usuarias pudieran contar con información previa. “Nos sentirnos ampliamente satisfechas de haber llegado a localidades que están muy alejadas a San Salvador de Jujuy y que no cuentan con todos los recursos de la capital provincial”, afirma.
Los equipos estuvieron integrados por médicas y médicos, licenciadas y licenciados en obstetricia y educadores para la salud destinados a realizar tanto las consejerías como para mejorar la calidad del dato “Todas las personas que asistieron pudieron concretar el acceso a un método anticonceptivo de larga duración, pero sobre todo a una calidad de atención y a una calidez muy alta y esperada”, destaca Castro.
“Atendimos a muchas adolescentes, chicas que atraviesan situaciones difíciles de violencia”, cuenta Jimena al cierre del operativo en La Quiaca mientras intenta contener las lágrimas. No es la única, hay mucha emoción tras dos jornadas de trabajo intenso. “Todo lo que hicimos hoy en un día quizás no lo hubiéramos podido hacer en un año”, agrega.
Mientras se despiden, plantean la necesidad de organizar nuevos operativos en otras localidades que lo requieren. Según los datos de la Dirección de Estadísticas e Información de la Salud (DEIS) del Ministerio de Salud de la Nación, en Jujuy en el año 2022 del total 7.934 de nacidos vivos, el 61,3 % corresponde a embarazos no intencionales y el 7,9 % a madres adolescentes (de 10 a 19 años).
Aún hay trabajo por hacer y las integrantes del equipo de salud como Concesa lo saben. “Las mujeres estamos empoderándonos, entonces les pedimos que vengan al hospital, a los centros de salud que consulten, que se saquen las dudas. Estoy muy agradecida por todo lo que estamos haciendo por las mujeres de la Puna”, concluye.
(Fuente: OPS/OMS)
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