14 / abril / 2025 Politica
Hace poco, compartí con ustedes una reflexión sobre la economía argentina a través de la fábula de la rana en la olla. Esa historia nos mostraba cómo, cuando los cambios son graduales, muchas veces no percibimos el peligro hasta que ya es tarde.
Hoy quiero continuar con otra fábula que nos ayude a entender lo que está ocurriendo: la del escorpión y la rana.
La historia es simple: Un escorpión le pide a una rana que lo cruce al otro lado del río. La rana duda, teme que el escorpión la pique. Pero él le promete que no lo hará, porque si lo hace, ambos se ahogarían. La rana, confiada, lo sube a su lomo. Pero a mitad de camino, el escorpión no puede evitar su instinto y la pica. Mientras se hunden, le dice: “lo siento, es mi naturaleza”.
¿Y qué tiene que ver esto con nuestro país?
Tiene que ver con la confianza que como sociedad volvimos a depositar en recetas que ya nos lastimaron en el pasado. Confiamos en que sería distinto. Que esta vez, el escorpión no picaría.
Nos dijeron que no habría más préstamos con el FMI. Que no habría ajuste para la gente común. Que no se tocarían las jubilaciones. Que se dolarizaría la economía para terminar con la inflación. Que el “cepo” se levantaría de un día para el otro y el país sería libre económicamente.
Pero hoy estamos viendo otra realidad.
Se acaba de anunciar un nuevo préstamo por 35.000 millones de dólares, con el viejo conocido: el Fondo Monetario Internacional. Y, como siempre, ese préstamo no viene gratis. Trae letra chica.
¿Qué implica esa letra chica?
Reformas que ya suenan conocidas: jubilaciones ajustadas, cambios en las leyes laborales que van en contra del trabajador, más impuestos para los que menos tienen, reducción de ingresos para provincias, fin del Monotributo como lo conocemos. Y una apertura del cepo que deja una banda de flotación del dólar entre $ 1.000 y $ 1.400, con una devaluación encubierta, que puede beneficiar a unos pocos… mientras la mayoría sigue pagando los platos rotos con sus sueldos congelados y tarifas en alza.
Nos prometieron que este esfuerzo lo haría “la casta”, pero en la práctica lo hace Doña Rosa, el abuelo jubilado, el pequeño comerciante, el docente, el productor. Mientras tanto, los que más tienen siguen dolarizados, protegidos, ganando con la diferencia.
La rana vuelve a cruzar el río, con el escorpión a cuestas.
Y nos vuelve a picar.
Analogía final: ¿Quién es quién en esta historia?
La fábula: La realidad argentina
El escorpión: El FMI (y el gobierno actual que acepta sus condiciones)
La rana: El pueblo argentino, esperanzado pero vulnerable
El río: La promesa del cambio; salida del cepo, libre mercado
La picadura: Ajustes, recortes, reforma jubilatoria, flexibilización laboral, devaluación
¡Cuidado Argentina!
No estamos cruzando un río tranquilo. Estamos volviendo a confiar en una promesa que ya escuchamos muchas veces. Y esta vez, el precio puede ser más alto.
Por Ing. Carlos Catacata
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