Nov 25, 2019 administrador Interior
La presidente del Cuerpo de Bomberos Voluntarios de San Pedro de Jujuy, Valeria Yurquina, agradeció “todo el apoyo que tuvimos en estos días, agradeciendo además a mi equipo y nuestra jefa; pudimos trabajar con personal de Perico, hacer un relevo en el predio, y a la presidente de Federación, con quienes realizamos capacitaciones”.
Yurquina, jefa del Cuerpo
“Estamos contentos por todo lo que pudimos hacer en equipo, entrando a ese incendio, cuando uno toma esa iniciativa de corazón. Agradezco a mis compañeros Mayra Araya y Leo Galicio y al instructor Joel, quienes estuvieron conmigo en el predio tirando línea y enfrentándonos a ese monstruo”.
Por otro lado, dijo que cuando trabajaban para apagar el incendio pensaban “no nos acerquemos, es peligroso; sin embargo nos salió del corazón estar ahí y hacer lo posible porque el incendio se extinga. Entramos al predio a las 15 horas, luchando un buen tiempo, trabajando, y se siente mucha adrenalina, miedo, y ver a compañeros trabajando, tanto de Capital como de Salta, de Monterrico, Palpalá, Libertador General San Martín, El Carmen, y Alto Comedero”.
Cuadrilla durante el incendio en una zona del Ingenio
“Nos prestaron equipo; si bien trabajamos aquí, no contamos con el mismo, que es lo que nos protege. Y gracias a Dios al personal de Perico, que nos cedieron el estructural por la cual ingresábamos, estoy orgullosa del equipo que tengo y del cuartel”.
Por su parte, Araya comentó que “nos capacitamos en incendios estructurales en el Centro de Incendios pero no es lo mismo ir a un curso donde sabemos que los instructores nos cuidan, a estar en un incendio verdadero. Nos pusimos una coraza y sacamos fuerza de cualquier, lugar y entramos. No pensamos en lo que hacemos, los riesgos o lo que puede pasar”.
Integrantes del Cuerpo días pasados en La Esperanza
Galicio, a su vez, dijo que “es algo que todos recordarán, lo que pudimos dar. Lo que hicimos no fue pensado, si salíamos o moríamos, fuimos porque eso es lo que uno elige, es la vocación que uno tiene, dar la vida por otros sin recibir nada a cambio, con un simple “gracias” estamos satisfechos. Es una experiencia que nos marcó para siempre y fue algo triste, muy doloroso. Estar adentro fue cansador, aterrador en ese momento, no sabíamos si todo explotaría o lo controlaríamos, fuimos a apagar el incendio y dimos lo que pudimos. Solo estuvimos en centros de entrenamientos, pero eso es controlado. Hubo un momento en que pensé que no saldríamos pero gracias a Dios no nos sucedió nada”.
Pedro Álvarez, corresponsal S.P.J.
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