29 / noviembre / 2023 Politica
En medio de la transición presidencial, que por el momento parece ser una de las más ordenadas de los últimos cuarenta años, y luego de la primera reunión entre el presidente saliente y el que va a ocupar el sillón de Rivadavia los próximos cuatro años, en esta extensa entrevista que busca tener un valor histórico, el mandatario reflexiona sobre los difíciles días en que le tocó gobernar, recién estrenada su presidencia, atravesando una pandemia, la renegociación de una deuda imposible de pagar con el Fondo Monetario Internacional, luego una guerra en Europa que afectó la economía mundial e impuso un reordenamiento de la geopolítica; a eso se sumó la sequía más grande de los últimos cien años.
Alberto Fernández
Todo esto, además de los desacuerdos internos de la coalición gobernante, dejó como resultado una inflación que prácticamente se triplicó, la pobreza aumentó y, lo que significa el mayor fracaso para un gobierno peronista, el salario de los argentinos no se recompuso, y la sensación de hartazgo y malestar social se tradujo en la elección del presidente más disruptivo de la historia argentina, el cambio radical de modelo de país y una incertidumbre que tiene a la sociedad en vilo.
Presidente, vamos a comenzar con el balance de sus ya casi cuatro años de gestión, ¿cuáles consideran que fueron sus mayores errores, y con el diario del lunes, qué hubiera hecho distinto?
Es una pregunta muy compleja, porque seguramente he cometido muchos errores, pero siempre los he cometido honestamente. Nunca me equivoqué en perjuicio o para perjudicar a alguien, me debo haber equivocado. Hay muchos errores que me atribuyen que para mí son virtudes. Por ejemplo, me atribuyen el error de haber avanzado con Vicentin y de haber retrocedido, y para mí eso fue un acto virtuoso, porque yo con una primera información que tuve en el caso Vicentin, creí que era oportuno avanzar hacia la apropiación de Vicentin. El juez me dejó poner un veedor dentro de Vicentin, y cuando el veedor me trajo la información de lo que pasaba en Vicentin, me daba cuenta de que la expropiación les iba a permitir a los accionistas recibir un dinero del Estado y hasta casi eximirlos de responsabilidad. Y ahí lo que sentí es que estaba usando la plata de la Argentina, del pueblo, de la República, para favorecer a un grupo de accionistas. Y entonces retrocedí. Muchos vieron en eso una actitud timorata y yo la veo una actitud correcta, reflexiva, de decir “no me quiero encerrar en ser el paladín de que ha consolidado una empresa cerealera estatal”, porque la verdad lo que estaba comprando era una quiebra y un problema enorme. Y sacándole un problema a una banda que había manejado esa empresa de muy mal modo. El tiempo, además, seguimos peleando por Vicentin, y en cambio ahora estamos discutiendo el Cramdown y ahí tenemos la posibilidad de entrar a Vicentin.
¿Con menor costo?
Mucho menor costo y dejando las responsabilidades de lado. Ahora, no quiero ser un necio, seguramente me equivoqué y seguramente me equivoqué más de una vez. Me equivoqué con la cena de Olivos, eso no debió haber ocurrido, pero la verdad es que no lo medí así, porque ese día a Olivos deben haber entrado 60, 70 personas. Olivos se había convertido en la casa de gobierno, entraba y salía gente permanentemente y no me di cuenta de que eso no debíamos hacerlo. Ahora, me equivoqué y me hice cargo porque ese era un hecho que prescribía en dos años. Podría haber dilatado la causa, chicaneado con cuestiones procesales y dejar que prescriba, y no hice eso. Fui y dije “soy responsable”, y me hice cargo, me dijeron que tenía que pagar una reparación económica, pedí un crédito al banco del que siempre fui cliente, que es un banco privado y con ese crédito pagué lo que tenía que pagar. Ahí me equivoqué claramente. Y soy yo el único responsable, porque los diarios dijeron que yo había descargado la responsabilidad en Fabiola. No, es mi responsabilidad, fui yo el responsable, el que no tuvo en cuenta eso. Ahí cometí un error, me equivoqué porque el contexto en el que vivía me hizo perder de vista la obligación que tenía, esa es la verdad.
El “avance y recule”
Exactamente, el avance y recule. Muchos vieron en ese recule un acto de timorato. Yo lo sentí como un acto de responsabilidad social, de responsabilidad fiscal. No podía permitirme que para preservar mi imagen y mi decisión usara la plata de los argentinos malamente. El tiempo me terminó dando la razón, porque finalmente nosotros terminamos discutiendo cómo ingresar a Vicentin, ahora por vía del Cramdown, y sin haber beneficiado a los accionistas ni haber usado mal la plata de los argentinos.
Como admirador de Alfonsín, obviamente debe recordar aquella frase: “Lo que no quise, lo que no pude, lo que no supe”. ¿Cómo lo respondería usted mismo?
No hice nada que no quisiera hacer. No me arrepiento, lo que hice, lo hice todo con absoluta convicción.
¿Qué no pudo?
Que no pude terminar con la maldita grieta que divide a los argentinos, no pude porque la grieta es permanentemente alentada por el sector de la política argentina y ahora es más profunda que nunca. Y yo lo siento mucho porque ningún país puede crecer tirando cada uno para un lado distinto, es muy difícil lograr eso.
(Perfil)
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